lunes, 17 de diciembre de 2012

Emilse Kejner, de Sin Cautivas Feministas por la Resistencia

Quienes son Sin Cautivas?

Sin Cautivas es una organización feminista de Neuquén que se conformó como tal a fines del año 2007 y que hoy, en coordinación con amigas/os de Florencia Penacchi, conforman un espacio de militancia para luchar contra el miedo que hace que día a día se desarrolle uno de los crímenes más graves e impunes de nuestra sociedad.
Sin Cautivas se conforma como una organización feminista clasista para ampliar la mirada acerca del sistema que violenta, excluye y mata a las mujeres, a las niñas, a los niños, a las/os trans, las/os travestis, a todo sujeto (incluso varones) que, por identidad de género u orientación sexual, se aparte de la norma heterosexual de dominación masculina. Las primeras acciones de Sin Cautivas fueron de denuncia y también de alerta y difusión.
Hoy, además de continuar esa labor, coordinan un grupo de discusión de género en el que trabajamos con otras mujeres de diversas edades varios temas de la agenda feminista y LGTBI. 

facebook.com/sincautivas

Contra la Trata, el Caso Florencia Pennacchi y la Impunidad: entrevista a Sin Cautivas from CARTAGOTV on Vimeo.



lunes, 10 de diciembre de 2012

1° de diciembre Día Mundial de Lucha contra el SIDA: Las políticas abolicionistas nos dejan más vulnerables.

Compartimos el comunicado escrito por la compañeras de AMMAR Córdoba a propósito del 
Día Internacional de Lucha contra el SIDA.



1° de diciembre Día Mundial de Lucha contra el SIDA: 
Las políticas abolicionistas nos dejan más vulnerables.


Desde 1988 todos los 1° de diciembre se celebra el Día Mundial de Lucha contra el SIDA: cientos de notas periodísticas se publican sobre el tema y las organizaciones internacionales como la OMS y ONUSIDA presentan informes de situación sobre la prevención y el acceso universal a los tratamientos para mejorar la calidad de vida las personas que conviven con el virus.
En esta ocasión queremos compartir con ustedes nuestro trabajo cotidiano como organización de base de trabajadoras sexuales, pero sobre todo hacer visible como las políticas abolicionistas que refuerzan el prohibicionismo en la Argentina nos vuelven más vulnerables.
Durante los 12 años de vida de AMMAR hemos tenido como uno de nuestros objetivos centrales la lucha contra el VIH, y la ITS (Infecciones de trasmisión sexual) apostando al empoderamiento como mujeres capaces reforzando nuestra autoestima para poder ejercer nuestra actividad laboral en condiciones dignas y seguras. Algunas de nuestras acciones más destacadas son:

  • Organizamos talleres de prevención entre pares y capacitación de nuevas multiplicadoras de prevención en nuestra sede y en los lugares de trabajo.
  • Talleres de formación para que las compañeras negocien eficientemente el uso del preservativo en todas las relaciones sexuales.
  • Sostenemos todo el año un centro de distribución de preservativos gratuitos en nuestra sede, también la entrega en mano de preservativos y lubricantes en las recorridas que hacemos por las zonas de trabajo, llegando casi a 30.000 preservativos mensuales entregados.
  • Brindamos espacios de testeo amigable y consultorio de papanicolau en nuestra sede, para que las trabajadoras sexuales, la comunidad LGTBI y quien lo necesite puedan hacerse el testeo, apostamos desde AMMAR a mejorar la accesibilidad.
  • Impulsamos acciones de visibilización en la calle, en las plazas, en la capital y el interior provincial.
Este trabajo cotidiano y sostenido desde Ammar Córdoba, ha tenido una incidencia importante en el sector de las trabajadoras sexuales, tanto así que recibimos en el año 2010 el premio Cinta Roja que entrega ONUSIDA en el marco de la Conferencia Mundial de VIH /sida. Fortaleciendo la idea de que las trabajadoras sexuales organizadas somos aliadas imprescindibles en la lucha contra la pandemia.
Sin embargo son muchas las dificultades que encontramos en nuestro camino, uno de ellos, son las políticas gubernamentales impulsadas por el abolicionismo: es decir una ideología que sostiene que las trabajadoras sexuales somos siempre victimas, incapaces de decidir sobre nuestros cuerpos y nuestrasalud, que el nuestro no es un trabajo, sino una manera “indigna” de ganarnos el sustento. Esta ideología se concreta en el 2011 con el decreto presidencial Nº 936/11 (prohibición a publicar avisos de oferta sexual) y este año con la ley de trata provincial 10.060 (clausura de cualquier lugar donde se ejerza la prostitución). Como es de público conocimiento a pesar de que no nos quedamos calladas y teníamos propuestas alternativas, nuestra voz no fue tomada en cuenta para lograr una verdadera lucha contra los delitos de explotación sexual y trata de personas.
Estas medidas, impulsadas y aplaudidas por las feministas abolicionistas, nos generan perjuicios económicos y aumentan el estigma social hacia nuestra actividad la cual es absolutamente legal ya que el trabajo sexual no es un delito, ni esta prohibido en este país. Lo más lamentable de estas políticas, es que nos dejan más vulnerables y hacen más insegura nuestra actividad cotidianamente.
El ejemplo mas brutal es que la Division Anti- trata con sus equipos utilizan al preservativo como “elemento de prueba” del ejercicio del trabajo sexual en los allamientos1. Es decir que la herramienta fundamental para prevenir el VIH-y las ITS, se ha convertido en un elemento incriminador; mientras que los/as proxenetas y las redes de trata siguen con sus negocios intactos, son las trabajadoras sexuales las que vamos presas (porque si abrimos la puerta cuando llega la policía te ponen como la “encargada”) y el resto nos cuentan como “victimas rescatadas de la trata de la personas”.
Cada vez las compañeras quieren estar mas lejos del preservativo por miedo a ser detenidas, en el interior de la provincia directamente no quieren ni tenerlo ya que siguen sufriendo la represión sistemática por el articulo 45 del Código de Faltas, denuncian que cuando las llevan presas las trasladan esposadas a hacerse los análisis obligatoriamente al hospital local, humillándolas con tratos descalificantes delante de toda la gente, además después de tener que permanecer tiradas durmiendo en los calabozos.
Las medidas de criminalizar al cliente parecen ser el nuevo objetivo de los/as abolicionistas, entonces nosotras nos preguntamos: ¿pasará como en Suecia, modelo de país que se quiere imitar, donde la tenencia de preservativo es utilizado como prueba para multar a los clientes?2. Estas medidas represivas, no solo no cumplen con su objetivo de reducir el ejercicio del trabajo sexual, sino que son prejudiciales para el cambio cultural que implica el ejercicio de una sexualidad placentera y responsable.
Las trabajadoras sexuales no somos vulnerables ante la epidemia, sino que las políticas que nos reprimen nos convierten en un grupo más vulnerable.

Exigimos:
  • Basta de criminalizar la tenencia de preservativos.
  • Por por una ley de trabajo sexual
  • Libertad para el ejercicio del trabajo sexual en condiciones dignas.
  • Menos marketing y más acción.
  • Educación Sexual para una sexualidad libre y responsable

Notas.

2 ONU-Sida en su documento Guidance Note on HIV and Sex Work (2012) con énfasis desaconseja estas medidas y denuncia sus efectos negativos en la prevención del HIV y la autoestima de las trabajadoras sexuales. Propone por ejemplo como medida más eficiente “Cambiar el enfoque estratégico de la reducción de la demanda de trabajo sexual a la reducción de la demanda de sexo pago sin protección”.

sábado, 24 de noviembre de 2012

VIOLENCIA DE GÉNERO CONTRA TRABAJADORAS SEXUALES.


VIOLENCIA ES…

Que no nos escuchen,
Que invisibilicen nuestro trabajo social y nuestro trabajo político.
Que no nos reconozcan como profesionales en nuestra área.
Que no consideren nuestros aportes a la salud sexual en materia de prevención y placer.
Que nos dejen afuera de los principales debates sobre los derechos sexuales.
Que quieran imponernos una moral sexual basada en la entrega, la gratuidad, el amor y la reproducción.
Que nos ubiquen en el lugar de víctimas eternamente.
Que sólo nosotras no podamos decidir sobre nuestros cuerpos.
Que nos quieran salvar todo el tiempo, incluso de nosotras mismas.
Que nos inventen un cliente a la altura de sus discursos sobre machismo y patriarcado, pero no sean capaces de oir que son muchas las mujeres que también consumen nuestros servicios.
Que cuando una mujer dice no es no, pero cuando nosotras decimos que no somos explotadas no se nos oiga.
Que excluyan sistemática y violentamente nuestra participación en los debates feministas.
Que ejerzan un control tan exhaustivo e invasivo sobre nuestros genitales y lo que escogemos hacer con ellos.
Que legitimen algunas partes de nuestros cuerpos para el trabajo y a otras las consideren inoportunas o inadecuadas.
Que nos patologicen acusándonos de estar “alienadas” “disociadas” “alteradas” “locas”.
Que nos acusen de formar parte del proxenetismo internacional por defender nuestros derechos.
Que nos asocien a las víctimas de trata y obturen la aparición real de esas victimas.
Que se alíen con la policía y con el estado para impedir la difusión de nuestros servicios, la circulación de nuestros cuerpos y el ejercicio de nuestro trabajo.
Que fomenten políticas que nos dejan en la calle, que quieran reencausar  nuestros cuerpos y labores.
Que les parezca justo que una mujer que friega el inodoro de otra tenga derechos laborales, pero en nuestro caso tales derechos no existan.
Que no reconozcan nuestra identificación autopercibida y conquistada políticamente.
Que nuestra existencia les violente y perturbe.
Que nos condenen a la desaparición social, política y jurídica.
Que precaricen nuestras vidas y nos condenen a la clandestinidad.
LA VIOLENCIA EJERCIDA CONTRA TRABAJADORAS SEXUALES, TAMBIÉN ES VIOLENCIA DE GÉNERO.
RECONOCIMIENTO INMEDIATO DEL TRABAJO SEXUAL Y LOS DERECHOS DE LXS TRABAJADORXS.

por Juan Manuel Burgos, Integrante de la RED POR EL RECONOCIMIENTO DEL TRABAJO SEXUAL-



viernes, 23 de noviembre de 2012

CHARLA DEBATE en NEUQUEN.


Texto de presentación de la charla-debate.

(Tomado del Blog http://escritoshereticos.blogspot.com.ar )



A las organizaciones y activistas feministas, lesbianas, gays, travestis, trans, bisexuales, queer, convocantes  de este espacio de debate sobre la temática del trabajo sexual, nos moviliza una doble inquietud relacionada con las diferentes medidas legales que se vienen aprobando a nivel nacional y provincial para regular el comercio sexual -que van desde el decreto presidencial  que prohíbe avisos de oferta sexual hasta las leyes que supuestamente combaten la trata de personas (como la que recientemente se sancionó en Río Negro)-, y también relacionada con la presentación de ante-proyectos de este tipo próximos a ser discutidos en la Legislatura de la provincia de Neuquén. Estas medidas promueven representaciones y discursos únicos que estimulan la victimización y los estereotipos.

Por eso, por un lado, apostamos a visibilizar y reconocer una voz que ha sido sistemáticamente silenciada, ignorada y suprimida en la elaboración de estas medidas: la voz de las propias trabajadoras sexuales organizadas. Éste es un sector invisibilizado, cuyos derechos han sido históricamente vulnerados por la fuerte incidencia de una agenda moralizadora, por parte de los sectores conservadores ya sean del Estado o del feminismo abolicionista. El borramiento del trabajo sexual del espacio público y la consecuente invisibilización de las trabajadoras sexuales no es más que una forma de control y sujeción a normas sexuales vigentes de carácter hipócrita.


Por otro lado, la discusión sobre el trabajo sexual nos sitúa frente a interrogantes incómodos y perturbadores sobre los modos aceptables o inadmisibles de vivir los cuerpos, que demandan desnaturalizar prácticas y saberes normativos sobre las sexualidades así como cuestionar las políticas públicas que van regulando su ejercicio y el campo de sus derechos. En nuestro país, la norma sexual hegemónica  se articula sobre la pareja monogámica, heterosexual y reproductora, que se legitima bajo la institución del matrimonio. En este marco, las relaciones sexuales suponen un vínculo erótico-afectivo basado en el amor y la gratuidad, estableciéndose una jerarquía erótico-sexual que condiciona y limita fuertemente lo que se aprehende como deseo legítimo o como práctica deseable, excluyendo así multitud  de prácticas y modos de desear que son expulsados del campo de lo legítimo. El trabajo sexual autónomo aparece como una de las contracaras de ese modelo al situar el sexo en un marco de actividad comercial.


Ante un discurso hegemónico que asimila prostitución y trata de personas y que se convierte en precepto para legislar sobre el trabajo sexual, se produce una simplificación y reducción de complejas y disímiles realidades, agentes, contextos y vulnerabilidades. En general, no se realiza ningún tipo de distinción entre prostitución forzada y voluntaria, como tampoco entre la prostitución de personas adultas y de menores de 18 años. Todas las trabajadoras sexuales son percibidas como víctimas de  una situación forzada, lo que invalida sus decisiones, saberes y estrategias de lucha al respecto, y soslaya el creciente trabajo sexual de los varones, que ofertan servicios sexuales a mujeres o a gays, por ejemplo; así como también subsume en un todo homogéneo las diferencias (de clase, de nivel educativo, de filiación cultural, etc.) existentes al interior del colectivo de las trabajadoras. La trata de personas, a su vez, se ve reducida a una de sus dimensiones, que es la explotación sexual, instalándose en la opinión pública como sinónimo exclusivo de prostitución y sacando de foco otras situaciones de abusos y violencia. Por ejemplo, que la rentabilidad de la industria textil se sigue garantizando con el trabajo esclavo.


Estas legislaciones que se están implementando, dudosamente logran combatir la trata de personas, y acaban por perjudicar directamente a las trabajadoras sexuales que bajo su consentimiento desempeñan autónomamente esta actividad. Si la situación de las trabajadoras sexuales ya era vulnerable en un sistema imperante abolicionista, los nuevos cambios legales parecen llevarnos a un sistema de prohibición que las desestabiliza y precariza más aún. Diversas organizaciones sociales entre las que se destaca la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina –AMMAR– vienen señalando sus objeciones a las nuevas normativas porque reprimen el ejercicio de la prostitución y contribuyen a estigmatizar a las mujeres que trabajan en el rubro.

Por lo tanto, estas medidas de carácter cosmético impactan directamente sobre la vida y los cuerpos de las compañeras trabajadoras sexuales. Sus peores efectos son clandestinizar aún más el trabajo sexual, criminalizar la actividad (aunque se diga que no se penaliza la prostitución), estigmatizar a las trabajadoras e invisibilizar la violación sistemática de sus derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales. De este modo, empeora su situación de ilegalidad y se multiplican los abusos por parte del poder policial y jurídico.

Tratadas a priori -y también a posteriori de los “operativos de rescate antitrata”- como “víctimas” o “alienadas”, se socava un axioma básico del propio feminismo que es la enunciación en primera persona de las mujeres, la autonomía de pensamiento y la autogestión de prácticas de resistencia.  Es por eso que convocamos a Eugenia Aravena, Secretaria General de AMMAR Córdoba, referente en la lucha de la sindicalización de las trabajadoras sexuales. Ellas vienen llevando una lucha de 12 años en Córdoba, con múltiples acciones de organización y defensa de derechos, producción de saber sobre estas temáticas, y  articulación con otros movimientos sociales, especialmente el anti represivo. Entre esas acciones se encuentra la Campaña “El trabajo sexual no es igual a trata de personas” así como la conformación de la Red por el Reconocimiento del Trabajo Sexual, una iniciativa que nuclea a trabajadoras/es sexuales, académicxs, activistas lgtb, organizaciones sociales, artistas, que surge en respuesta a la ley de trata de personas sancionada en esa provincia en el mes de junio de este año. Asimismo , esta Red impulsa una ley que reconozca el trabajo sexual autónomo en el país garantizando los Derechos Humanos y laborales de las personas que ejercen esta actividad.

Además, para enriquecer el debate que proponemos, contamos con los aportes de Noe Gall, activista prosexo lesbofeminista, del colectivo Asentamiento Fernseh de Córdoba, integrante de la Red por el Reconocimiento del Trabajo Sexual.

Hoy asistimos más a una cruzada moralizadora que a un desmantelamiento de las redes de trata y explotación sexual. Teniendo en cuenta las situaciones de marginación, explotación e invisibilización que se tejen en torno a las cuestiones relativas a la sexualidad y al trabajo sexual, quienes convocamos a este debate estamos convencidas/os de que la ilegalidad no es la manera de combatir esas condiciones. En este sentido, entendemos que poner el ojo exclusivamente en prostitutas y trabajadoras sexuales como hace el feminismo abolicionista, deja en las sombras las figuras de los proxenetas y tratantes. A su vez, desde la clase trabajadora la estrategia histórica para combatir la explotación ha sido la organización y sindicalización, tal como vienen haciendo las compañeras de AMMAR. Creemos que no es la prohibición ni la criminalización y silenciamiento de las trabajadoras sexuales la estrategia de lucha contra las redes de trata y explotación sexual, porque son ellas quienes mejor saben cómo funcionan y pueden aportar a su desmantelamiento. Un claro ejemplo de esto es el asesinato, ocurrido el 27 de enero del 2004 y  que continúa impune hasta el día de hoy, de Sandra Cabrera, secretaria general de AMMAR Rosario, quien había hecho reiteradas denuncias sobre la complicidad policial en la explotación sexual.



Creemos que no sólo es necesario desmantelar las redes de trata y explotación sexual sino también el andamiaje moral que legitima la sexualidad sólo en la sacralidad del amor y en la potencialidad de la reproducción,  bajo la influencia de la gramática católica, que habilita determinadas prácticas sexuales mientras sean en los márgenes de la legalidad y del derecho.
Tal como se proclama desde la Red por el Reconocimiento del Trabajo Sexual,  en reclamo por el derecho a ejercer el trabajo sexual autónomo, “mi cuerpo es mío” ni del Estado, ni de la policía, ni de los proxenetas, ni de los abolicionistas.



Sin Cautivas- feministas x la resistencia

Diversidad de Río Negro y Neuquén


valeria flores


Activistas LGTTTB

viernes, 5 de octubre de 2012

Comunicado de Prensa 05/10/12






Lanzamiento de La Red por el Reconocimiento del Trabajo Sexual


 

A sala llena se realizó ayer a las 19:30 hs. en el Museo de Antropología de la Universidad Nacional de Córdoba el lanzamiento de La Red por el Reconocimiento del Trabajo Sexual, un impulso colectivo para fortalecer y visibilizar ésta temática dentro de las agendas políticas que hacen oídos sordos a la voz de un sector históricamente invisibilizado.
La Red que se presentó está compuesta por trabajador*s sexuales, equipos de investigación académicos, activistas, artistas, personas independientes y organizaciones sociales.
Los panelistas a cargo de la presentación cartografiaron con fuerte compromiso político y lucidez teórica la situación de precariedad laboral que sufren lxs trabajadores sexuales en la Argentina. Precariedad que es fruto del vacío legal que existe en torno a la regulación de esta actividad e incrementada paralelamente por legislaciones que, vacías de eficacia y orientadas dudosamente a combatir la trata personas, acaban perjudicando directamente a las personas mayores de edad, libres y bajo su consentimiento desempeñan autónomamente ésta profesión, enfrentado una campaña que intenta mezclar intencionalmente el trabajo sexual con la trata de personas.
Juan Marco Vaggione, de la cátedra de Sociología de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UNC, coordinador del Programa de Derechos Sexuales y Reproductivos se refirió a la Red como un espacio público subalterno y como un contra discurso frente a la hegemonía de las posiciones esencialistas que consideran lo sexual basado en la sacralidad del amor o en la potencialidad de la reproducción. Sugiere que éste momento de avances en ampliación de derechos (matrimonio igualitario, identidad de género) es una oportunidad para debatir los dispositivos de control que oprimen a lxs trabajadores sexuales y afirmó que “Una sociedad que siga utilizando el sistema legal para ilegalizar conductas (el aborto, el trabajo sexual, el consumo de estupefacientes, etc.) es una sociedad que todavía tiene mucho camino por recorrer en la democratización de la sexualidad, en la democratización de las prácticas individuales y en la democratización de lo colectivo”.
Liliana Pereyra, Secretaria Académica del Área de Extensión Universitaria de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC y directora del equipo de investigación “Haciendo Cuerpos: Biopolítica y Gestión de las Vidas Humanas”, en sintonía con el panelista anterior visualizó a la Red como un espacio para desmontar aquellos saberes y prácticas que tenemos naturalizados sobre la sexualidad, enfatizó que el conocimiento sólo se construye con los otros, colectivamente e implicando el cuerpo propio. En este sentido poner el cuerpo es, para la disertante, animarnos a hacernos aquellas preguntas incómodas que nos convocan: “¿Qué tiene el trabajo sexual de distinto con respecto a otros trabajos? ¿Cuáles son las operaciones que se ponen en juego cuando pensamos que unas partes pueden ser asimiladas al todo, cuando hacemos de la genitalidad el cuerpo entero y escuchamos frases como “vender el cuerpo”? ¿Qué otro cuerpo está en juego cuando trabajamos como médicas, ingenieros o en un call center? ¿Qué otras partes del cuerpo no ponen en cuestión que se venda? ¿Qué nos pasa cuando vemos a mujeres que deciden poner su sexualidad en juego a la hora de ejercer una actividad laboral y se empoderan políticamente y nos interpelan? ¿Qué nos movilizan? ¿Qué miedo nos suscitan?
Por su parte, Roberto Birri, legislador provincial del Partido Socialista, afirmó su compromiso con los objetivos de la RED, habló de la importancia de trabajar para la reglamentación del trabajo sexual y explicó desde la perspectiva del derecho que el modelo que actualmente está en vigencia en nuestro país es el más hipócrita de todos -diferenciándolo del modelo reglamentarista de la tradición francesa y del modelo prohibicionista- ya que es un sistema que no reconoce ni prohíbe, considera el trabajo sexual desde una doble moral que lo esconde bajo la alfombra, evita otorgar derechos a las trabajadoras y no se pronuncia al respecto. Añadió que sin embargo aún tienen vigencia los vergonzosos códigos de falta que habilitan a la policía a sancionar arbitrariamente la prostitución escandalosa, quedando a criterio del oficial interviniente decidir qué entiende por “escándalo” y qué sanción corresponde. Repudió esta figura que tiene como fin único criminalizar a las trabajadoras sexuales. Luego se refirió a la Ley de Trata que sancionó la provincia de Córdoba como “imperfecta e ineficiente”, ya que pese a los cierres de whiskerías y clubes aun no hay ni un sólo proxeneta preso, sin embargo, afirmó, los calabozos se llenan de trabajadoras sexuales y confundiendo trata de personas con trabajo sexual.
Como broche de oro y en un tono emotivo, celebratorio y empoderado Eugenia Aravena, representante de AMMAR Córdoba y Secretaria de Derechos Humanos de la CTA, repasó la trayectoria y el recorrido de militancia que vienen llevando a cabo las trabajadoras sexuales de la organización durante los últimos doce años. Compartió esta difícil situación de ilegalidad y abuso por parte del poder policial y jurídico. Sin evitar los momentos ásperos del relato, explicó cómo éste escenario de desamparo laboral se incrementa más cuando desde posiciones abolicionistas se propone que es lo mismo trabajo sexual que explotación sexual, que trata de personas, que violación, que abuso y explotación de menores, lo que agudiza a su vez la clandestinidad. Al respecto de estos discursos se manifestó diciendo “militamos a pulmón, por convencimiento político. Es fácil acusarnos cuando no les importa la realidad del sector de las trabajadoras sexuales. Lo mas grave para nosotras es que nos siguen subestimando, nos caracterizan de una forma ridícula, no asumen que somos distintas (distintas clases sociales, niveles educativos, distintas culturas), las prostitutas para ellos somos todas pobres tontas, nos violaron… es una falta de respeto que no se escuchen nuestras voces, el único interés que tenemos es dejar esta hipocresía de lado y acercarnos a la realidad, mejorar la calidad de vida de las compañeras. Dicen que nos quieren proteger, que no sabemos lo que hacemos. Mezclan y dañan a miles de mujeres. Doce años construyendo organización, con premios internacionales como el de ONUSIDA por el trabajo que venimos haciendo en prevención del VIH/SIDA, pero parece que somos tan tontas que no sabemos lo que queremos. Lo que pedimos es que nos escuchen, creemos que esta Red es una herramienta importantísima. Queda mucho por delante, todavía hay compañeras presas y perseguidas… por eso la red es un nuevo impulso. Ya hay cooperativas de trabajadoras sexuales y las vamos a defender cueste lo que cueste”.
El apoyo a esta actividad fue contundente, el documento de presentación contó con las adhesiones de un vasto, divergente y prestigioso espectro de individuos y organizaciones tanto provinciales, como nacionales e internacionales.



sábado, 22 de septiembre de 2012

DOCUMENTO PÚBLICO



Córdoba, Argentina. Octubre de 2012.



La Red por el Reconocimiento del trabajo sexual es un colectivo de trabajador*s sexuales, equipos de investigación académicos, activistas, artistas y organizaciones sociales que desde  la provincia de Córdoba se interesa en legitimar cualquier actividad sexual paga como un trabajo.  
Consideramos el trabajo sexual como un servicio ofrecido por personas mayores de edad en pleno ejercicio de sus facultades, de mutuo consentimiento  y sin coacción alguna de terceras personas para ejercer esta actividad. Es un esfuerzo personal para la comercialización de servicios con un fin económico, que origina un pago en dinero o cualquier otra forma de retribución. Es una parte o etapa de una actividad, de un proyecto personal para la formación y/o constitución de un bien capital o un fin determinado.  En el III Convenio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) se define a quien ejerce el trabajo sexual como “toda persona que consiente en mantener relaciones sexuales con un número indeterminado de individuos mediante remuneración”.
En Argentina, la  jerarquía sexual hegemónica  responde a un modelo de sociabilización  centrado en la pareja monogámica, heterosexual y reproductiva. En este marco, las relaciones sexuales suponen un vínculo erótico-afectivo basado en el amor y la gratuidad. Se establece, de este modo, una estratificación erótico-sexual que delimita y condiciona fuertemente lo que se aprehende como deseo legítimo o como práctica deseable, excluyendo así un sinfín de prácticas y modos de desear que, por fuera de tales regulaciones, merecen también ser reconocidos como legítimos. El trabajo sexual autónomo aparece como una de las contracaras de ese modelo al situar el sexo en un marco de actividad comercial.
Por este motivo  el trabajo sexual se desarrolla en marcos de clandestinidad y vacío legal. Si bien en Argentina el trabajo sexual no es un crimen tampoco es una actividad reconocida como un trabajo, por lo tanto no existe una reglamentación que pueda garantizar el ejercicio de los derechos laborales de quienes lo ejercen.
Desde 1936, año de la promulgación de la ley 12.331 de profilaxis, se implementó en el país un marco jurídico abolicionista en materia de trabajo sexual. En esta misma línea debe ser leído el decreto presidencial Nº 936/2011 que prohíbe la publicación de avisos de oferta sexual en los medios de comunicación con el objetivo de erradicar la trata de personas para la esclavitud sexual. Al impedir la publicación de avisos de una actividad lícita, fuente de ingresos económicos de quienes ejercen una actividad sexual paga, este decreto facilita y promueve el proxenetismo. De este modo se profundiza la percepción de ilegalidad del trabajo sexual, confundiéndolo con la trata de personas.
El sistema federal de gobierno imperante en el país habilita a las provincias a tener sus propios códigos de faltas, de contravenciones o de convivencia que implican la habilitación a una discrecionalidad sin límites, la arbitrariedad, el desequilibrio de poder y la violencia simbólica y material por parte de la policía. En Córdoba, el artículo 45 del código de faltas presenta la figura de “Prostitución molesta o escandalosa” que establece un marco legal, posibilitando el hostigamiento y la extorsión a quienes ejercen el trabajo sexual.
A su vez, la ley provincial 10.060, recientemente sancionada, prohíbe en todo el territorio cordobés la instalación, funcionamiento, regenteo, sostenimiento, promoción, publicidad, administración y/o explotación bajo cualquier forma, modalidad o denominación –de manera ostensible o encubierta– de whiskerías, cabarets, clubes nocturnos, boites o establecimientos y/o locales de alterne. La denominada “ley de trata” tiene como finalidad cercar a las organizaciones que trafican con mujeres para combatir la explotación sexual y la trata de personas en el país. Sin embargo, el principal problema de la nueva normativa es la asimilación que se hace entre prostitución y trata de personas, criminalizando el trabajo sexual y erradicando todo espacio posible donde ejercer el trabajo sexual inclusive las cooperativas y el domicilio privado de l*s trabajador*s.
Frente a este panorama consideramos necesario el reconocimiento jurídico y social del trabajo sexual como una actividad laboral que garantice el ejercicio de los derechos sexuales y evite la precarización y criminalización de las personas que ejercen dicha actividad. En este sentido, incluir al trabajo sexual en el debate de los Derechos Sexuales y Reproductivos ofrece un horizonte político y discursivo para la reglamentación del mismo.
¿Cuáles son, entonces, los sujetos cuyos cuerpos adquieren derecho a decidir sobre sí mismos? O dicho de otro modo, ¿cuáles son los cuerpos autorizados a adquirir el estatuto legal –y epistemológico– de sujetos? ¿Cuáles derechos fundamentan esa posibilidad?  



Objetivos de la Red
-Impulsar una ley que reconozca el trabajo sexual autónomo en el país que garantice los Derechos Humanos y laborales de las personas que ejercen esta actividad.
-Exigir el cumplimiento del decreto 1086/2005, enmarcado en el Plan Nacional contra la Discriminación del INADI que en su artículo 17 indica la derogación de los artículos de los códigos contravencionales con figuras abiertas –como la falta a la moralidad o escándalo en la vía pública–  que otorga facultades a la policía para realizar detenciones sin autorización judicial; y que en su artículo 18 promueve la sanción de una ley que reconozca derecho a jubilación y seguridad social a l*s trabajador*s sexuales.
-Elaborar estrategias jurídicas tendientes a contrarrestar los efectos de las medidas abolicionistas que conforman  el ámbito jurídico nacional.
-Apoyar la conformación de las cooperativas de trabajador*s sexuales autónom*s propuesta por la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (AMMAR), delegación Córdoba.
-Contribuir en la visibilidad del trabajo sexual como una actividad lícita.
-Articular con colectivos, personas y organizaciones de otras provincias que se encuentran realizando actividades en pos del reconocimiento del trabajo sexual.
-Promocionar la distinción existente entre trabajo sexual y trata de personas en diferentes ámbitos sociales.   
-Desmontar los discursos morales opresivos que estigmatizan al trabajo sexual.



Invitamos a participar de la red por el reconocimiento del trabajo sexual adhiriendo a este documento. Agradecemos su difusión y apoyo.   

Red por el Reconocimiento
del Trabajo Sexual


Integrantes de la red:
AMMAR Córdoba. Asociación de Mujeres Meretrices Argentinas. Sindicato de trabajadoras sexuales.
Central de Trabajadores Argentinos CTA
Movimiento Socialista de los Trabajadores MST
Asentamiento Fernseh.
Encuentro por la Diversidad.
Haciendo cuerpos: Biopolitica y gestión de vidas humanas. Proyecto de investigación FFyH. UNC.
La Sofía Cartonera. FFyH. UNC.
La Vueltalperro Teatro.
Lucha y Orgasmización.
Movimiento Lucha y Dignidad.
Programa de Derechos Sexuales y Reproductivos. Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. UNC.
Partido Socialista.
Celeste Bianciotti.
Celeste Onaindia.
Constanza Pastor.
Gimena Franchini.
Juan Manuel Burgos.
Mauro Cabral, Global Action for Trans* Equality. GATE.


Adhieren:

Agostina Romano, UNC.
Alejandra Sardá. Coordinadora del Programa Fondos de Mujeres Mama Cash
Andrea Pajón, Programa de Género del CEA. UNC.
Asociación Edith Moreno Cogollos Córdoba.
Asociación Nacional de Redes y Organizaciones Sociales – ANROS. República Bolivariana de Venezuela.
Berger Gaspar
Carolina Justo von Lurzer  CONICET (UBA/IIGG-GES)
Causa Sur, Córdoba.
Centro de Investigación Mons. Arnulfo Romero, Córdoba.
Colectivo de Investigación El Llano en Llamas.
Colectivo de Jóvenes por Nuestros Derechos, Córdoba.
Colectivo de Salud Colectiva, Córdoba.
Consejo Directivo Provincial ATE La Pampa
Daniel Jones, Investigador del CONICET (Grupo de Estudios sobre Sexualidades, Instituto de Investigaciones Gino Germani, UBA)
Daniel Tortosa.
Darío Rubén Sandrone, Egresado FFyH, UNC, becario de CONICET.
David Emanuel Heredia (Cafu Pirata), artesano independiente y activista por los DDHH.
Débora Imhoff, Docente-Investigadora, Equipo de Psicología Política de la Facultad de Psicología de la UNC. Secretaría de Formación CTA .
Departamento de Relación con los pueblos Originarios, CTA CBA.
Dr. Carlos Fiorentino Médico, Activista comunitario en VIH/sida y DDHH.
Eduardo Mattio, CIFFYH Facultad de Filosofía y Humanidades. UNC.
Emanuel Diaz.
Emmanuel Biset, investigador del Conicet, Programa de Estudios en Teoría Política, CIECS – UNC.
Emma Theumer, feminista, Santa Fe.
Espacio de Resistencia al Código de Faltas.
Fabi Tron,  activista lesbofeminista cuir.
Facundo Boccardi, Programa de Género del CEA. UNC.
Federico Galará.
Felipe González, Lic. en Ciencia Política
Fernanda Carvajal, Doctorado en Ciencias Sociales UBA, CONICET.
Fernando Davis, Facultad de Bellas Artes, Instituto de Historia del Arte Argentino y Americano, Instituto Universitario Nacional del Arte, UNLP.
Francisco Marguch, Universidad de Pittsburgh.
Francisco Muzzio integrante de Un Techo para mi País.
Franco Gómez Salinas, UNC.
Frente organizado contra el código de faltas FOCCoF.
Fiorella Campo, UNC.
Gabriela Robledo. PIEMG, CIFFyH, UNC.
Gastón Malgieri.
Gonzalo Dreizik, Actor.
Gonzalo Ledesma, Educador Popular, estudiante de Sociología.
Horacio Sívori, Universidad del Estado de Rio de Janeiro, Centro Latinoamericano en Sexualidad y Derechos Humanos.
Instituto de Salud Laboral y Medio Ambiente ISLyMA.
Juan Marco Vaggione.
Karen Méndez.
La Marchas de las Putas Córdoba.
Lacandona, Biblioteca Contrahegemónica.
Lara Garbero Tais.
Las Pérez Correa, Grupo artístico.
Leandro García Ponzo.
Leticia Sabsay, POLIS Department, The Open University, UK.
Lisandro Lombardi, militante por los DD HH de la Diversidad Sexual, Universidad Nacional de Misiones.
Lombardi Luciano
Luciana Almada, Programa de Género del CEA. UNC.
Luciana Bazán.

María Gabriela Lugones - Directora Ejecutiva Sexualidad, Salud y Sociedad - Revista Latinoamericana.
Maria Noelia Trujillo militante trans independiente
Macarena Burgos.
Macky Corbalán, poeta lesbiana feminista, Neuquén (Patagonia)
Manuel Cas Estudiante de Biología UNC.
Marcos Ordóñez, Director Revista Cuadernos para la Emancipación Salud y Educación, creador y conductor del ciclo televisivo Entramados para la Inclusión
María Alejandra Perié, Facultad de Artes, UNC.
María Acale Sánchez Catedrática de Derecho Penal Departamento de Derecho Internacional Público, Penal y Procesal Universidad de Cádiz
Marta Dillón, Periodista.

Matias Dreizik
Melisa D'Oro, CABA, Argentina.
Movimiento
Recuperar Lo Nuestro.
Mulabi/Espacio Latinoamericano de Sexualidades y Derechos.
Mumala Córdoba.
Natalia Martínez Prado, Feminista, Investigadora. UNC.
Natalia Milisenda, Abogada.
Noelia González, UNC.
Nópolis, programa radial ficcional.
Organización Territorial Malón Córdoba.
Paula Bissón. Programa de Estudios de Género del CEA, UNC.
Paulo Tissera, Estudiante.
Pbro. Nicolás Alessio, Teólogo.
Pilar Anastasía, Programa de Género del CEA. UNC.
Proyecto Ciudadanía del IIFAP (Instituto de Investigación y Formación en Administración Pública)
Relación Pueblos Originarios, CTA Córdoba
Ricardo Bertone, profesor en la Escuela de cine La Metro.
Sofía Chaij, UNC.
Subjetividades Contemporáneas: cuerpos, erotismos y performances; Equipo de investigación, CIFFyH. UNC.
Unión de Operadores de Call Centers UnOCC.
Unión de trabajadores telefónicos Córdoba, UTATEC.
valeria flores, activista, lesbiana feminista cuir prosexo, Neuquén.
Verónica González, Programa de Género del CEA. UNC.
Yuderkys Espinosa, Grupo Latinoamericano de Estudio Formación y Acción Feminista (GLEFAS).